14 noviembre 2006

Vuelo...




Ruiseñor de coros celestiales,

que viajas melodioso por las altas cumbres,

y despiertas dulcemente la mañana,

con esa virtuosa partitura que interpretas.

Canoras acrobacias nos regalas,

besas jazmines y estremeces rosas,

en breves aleteos que bendices,

orfeón nupcial surcando el infinito.

Bienaventurada y musical plegaria,

que conmueve copas de proverbiales sauces,

refugio trémulo de tibios nidos,

que en repetida danza inaugural aguarda.

Magistral instrumento en la alborada,

que incita entre bemoles la alameda,

gloriosa sinfonía de alabanza,

trae canción de cuna y olvidadas nanas.